Pájaro raro
Pez de ojos llorosos
–
Ni escamas, ni nado.
–
Plumas no tengo
Mas quiero volar
Hay palabras que no calzan en mi tina.
–
Unas muy finas,
se escurren por el rebalse.
–
Otras,
simplemente se diluyen en el agua.
–
Hay palabras que bullen,
que ahogan.
Palabras que no quiero escuchar.
–
Entonces me deslizo,
el agua templada
mitiga la dureza del lenguaje.
–
Con este hablar limitado
Hundo mi cabeza
y se silencia el mundo.
–
…Hay palabras ardientes
que aún ponen mis ojos rojos.
Sentado en la vereda
John disfrutaba de ver pasar las ruedas.
–
Pocas cuadras al sur,
Inconsciente de ello,
Buarque lanzaba a su protagonista desde alta cornisa.
–
Aquel obrero, fiel a su egoísmo proletario
destrozó su cuerpo
a contramano, entorpeciendo el transito.
–
Modugno, al norte,
Ya harto de marcar tarjeta
Añoraba la campiña,
despreciando mas que siempre
los malditos cochecitos.
–
Fue ese atochamiento infernal
de suicido en hora peak
culpable de colmar su paciencia.
–
No, no era fiesta,
mas gritó
¡Vamos al campo a coger las margaritas!
(Era tal la congestión, nadie le escuchó.)
–
Un hombre escapando por los cielos
inmoviliza al mundo.
–
Al tiempo, un melenudo ante tal inmovilidad,
decide hacer de la inmovilidad su movimiento.
–
War is over! My friend.
–
El sol se difuminaba entre encendidas margaritas.
Louis, tras breve pausa y todo espectro,
como todo corolario, exclamó.
–
What a wonderfull world!